
Instrucciones -No Premio -Better para alentar el pensamiento científico, encontrar estudios
hace 8 horas

Crédito: dominio público Unsplash/CC0
Las personas suelen ser muy buenas para detectar relaciones de causa-efectos. Esta habilidad nos ayuda a comprender el mundo, aprender, tomar decisiones y predecir el futuro. En resumen, nos ayuda a adaptarnos y sobrevivir. De hecho, somos tan buenos para detectar los patrones de razón que a veces encontramos conexiones que realmente no están presentes.
En consecuencia, nos confundimos, es decir, accidentalmente creemos que un evento causa otro, cuando de hecho, ambos no están relacionados. Hay un ejemplo específico en el campo de la salud cuando creemos que un tratamiento pseudocientífico es efectivo (por lo tanto, causa tratamiento), pero no tiene ningún efecto real.
Para evitar este tipo de error, es necesario desarrollar un pensamiento científico que establezca solo una relación de causa y efecto cuando la evidencia respalda. Pero, ¿cómo podemos alentar el pensamiento científico al tratar con la razón por la que las relaciones?
Podemos considerar dos enfoques: mejorar la inspiración de las personas (por ejemplo, otorgando el premio por la respuesta correcta) y proporcionando suficiente información sobre cómo resolver el problema.
Aranzzu Vinus y Helena Matute (investigadora de la Universidad de Doco) y Fernando Blanco (Universidad de Granada) querían responder a esta pregunta y comprender los mecanismos involucrados en mejores procesos de aprendizaje. Su investigación ha sido los resultados Publicado En el diario Royal Society Open Science,
El artículo incluyó tres experimentos realizados en línea. A los participantes se les dijo que tenían que imaginar que eran médicos y se les presentaba una serie de pacientes ficticios para los que podían hacer un tratamiento. Poco después de su decisión, notó si el paciente estaba curado.
Al final, los participantes tuvieron que juzgar hasta qué punto creían que el tratamiento era efectivo. Es importante destacar que el tratamiento no fue realmente efectivo: los pacientes se curaron al mismo ritmo, ya sea que lo reciban o no.
En los primeros dos experimentos, la mitad a los participantes se les ofreció una recompensa financiera si respondían correctamente, mientras que los otros no eran la mitad. Los resultados mostraron que todos los participantes desarrollaron confusión en la misma medida. Es decir, la recompensa no funcionó para reducir la confusión.
En el tercer experimento, la mitad de los participantes encontraron una información que indica que las personas desarrollan la confusión de la causa y que para este error, es importante considerar toda la información disponible, no solo cuando la causa potencial (tratamiento) está presente, sino también que está ausente (es decir, considerando científicamente).
Mientras tanto, esta explicación no se dio a la otra mitad. Este simple consejo ayudó a reducir significativamente la confusión de la causa, aunque no fue suficiente para eliminarla por completo.

En resumen, esta investigación confirma que la confusión de la causa es un error normal y es difícil eliminarla por completo. Sin embargo, también muestra que podemos ayudar a las personas a pensar científicamente, haciendo que reduzcan la confusión.
Para terminar con esto, es más efectivo dirigirlos sobre cómo evaluar toda la información disponible, y a menudo que aumentar su inspiración con premios financieros baratos. Incluso las instrucciones escritas simples pueden marcar la diferencia.
Más información:
Aranzu Vinas et al, Reducción de la confusión: ¿inspiración o cuestión de información? Royal Society Open Science (2025). Doi: 10.1098/rsos.250082
Proporcionado por la Universidad de Doco
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